Leo en Correo del Libro que la revista Weiße Blätter (algo así como Las páginas blancas), comenzó a divulgarse en octubre de 1915 para difundir a los principales escritores del entonces joven movimiento expresionista. En ella apareció un texto que de inmediato destacó. Se trataba de una narración de cincuenta y tres páginas en total. Su nombre era Die Verwandlung (La transformación), La Metamorfosis. Desde entonces, la literatura estaría marcada para siempre por su mil veces repetida frase inicial, transformada una y otra vez por generaciones de traductores.
«Una mañana, al despertar de un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se encontró en la cama transformado en un insecto monstruoso. Estaba acostado sobre la espalda, que era dura, como acorazada, y levantando un poco la cabeza pudo ver su vientre convexo, color pardo».
Los editores pusieron atención a una de las pocas pero pensadas exigencias que Kafka hizo a la hora de editar su obra. Cuando el relato iba a publicarse en la editorial Kurt Wolff, Kafka le pidió al ilustrador Ottomar Starke que por ningún motivo dibujara un escarabajo en la portada.Su primera traducción al español fue hecha en 1925 por un anónimo.
La editorial Libros del Zorro rojo publicó en el centenario de la obra una edición delicadísima (como todas las que publica) para la cual utilizó las ilustraciones de Luis Scafati (Mendoza, Argentina, 1947). Scafati es un ilustrador cuyas obras han sido expuestas en Barcelona, Frankfurt y Madrid y que integran las colecciones de importantes museos.
En Libros del Zorro Rojo ha publicado además de La metamorfosis, de Franz Kafka: El gato negro, de Edgar Allan Poe, La Historia del Town-ho, de Herman Melville, La ciudad ausente, de Ricardo Piglia, Narración de Arthur Gordon Pym de E. A. Poe, Drácula, una versión personal sobre el clásico de Bram Stoker, La peste escarlata de Jack London, y la primera obra por la que le conocí: Informe sobre ciegos de Ernesto Sábato, que como Kafka, no tenía intención alguna de publicar su obra.
Nota a la música:
Metamorfosis fue escrito por Philip Glass (Baltimore 1937) en 1988 y toma su nombre de la obra de Kafka. El número uno de un conjunto de varias piezas fue usado en la banda sonora la película de Errol MorrisThe Thin Blue Line, que narra la verdadera historia de la condena injusta de un hombre por el asesinato de un oficial de policía de Dallas.