Juego de damas. Foto Blogscriptum
Anoche vino V. de puntillas hasta nuestra cama. Parecía que fuese pisando baldosas; ese juego común: "solo las negras, papá".
Nada era diferente a otras muchas noches. Bendita intromisión. Nada que le importe a uno y nada, por supuesto, a lo que esté dispuesto uno a renunciar, mientras quiera seguir produciéndose. Traía consigo la pequeña una respiración agitada y la intranquilidad pegada a su pijama. Nos dijo que un lobo la perseguía -todo un clásico- pero que le había retorcido la nariz hasta que se puso negro. Acarició después el camisón de su madre, como quien acaricia un buen sueño, una quimera, y se durmió enseguida.
Nada era diferente a otras muchas noches. Bendita intromisión. Nada que le importe a uno y nada, por supuesto, a lo que esté dispuesto uno a renunciar, mientras quiera seguir produciéndose. Traía consigo la pequeña una respiración agitada y la intranquilidad pegada a su pijama. Nos dijo que un lobo la perseguía -todo un clásico- pero que le había retorcido la nariz hasta que se puso negro. Acarició después el camisón de su madre, como quien acaricia un buen sueño, una quimera, y se durmió enseguida.
¡Qué envidia!, pensé.Como si fuera tan fácil alejarse del lado oscuro de las cosas.
Yo tardé un rato en conciliar el sueño. Finalmente los tres caímos dormidos compartiendo nuestros miedos, pero lo que es más importante, confiándonos nuestras fortalezas.
Nota bene
El aguafuerte «El sueño de la razón produce monstruos» es un grabado de la serie los Caprichos de Francisco de Goya. Está numerado con el número 43 en la serie de 80 estampas. Se publicó en 1799.
El escritor reposa la cabeza sobre los brazos, y estos en el bufete. Apaga la luz de su razón y soñando enciende su fantasía. Aparecen en sus sueños figuras extrañas, en un plano diferente, aunque una de ellas llega a ofrecer un lápiz al artista. Luces y sombras. Razón y monstruos. Teatro de sobras chinas.
Por cierto que esta melodía me parece una hermosa nana.