Papá hacia 1934.
Siempre me había parecido
en ti la vida inagotable,
y fue ayer, solamente ayer,
cuando noté como caían desde tu pecho
suspiros como hojas en otoño,
inevitables y suaves,
posadas en el suelo,
legados de una antigua primavera.
Ha cambiado la estación de repente,
el aire, el calor y las nubes
han mudado en apenas tres minutos,
como cambia el día en el extremo del verano,
cuando crees que la luz no se acabará nunca
y ya estás llegando demasiado tarde.
Juntos en mi cumpleaños 20.09.15.