Esta foto se hizo en la avenida Prestes Maia, que toma prestado el nombre del famoso arquitecto brasileño que diseñó el edificio fotografiado. El autor es Julio Bittencourt, que trabajó de 2006 a 2008, obteniendo una imagen por cada ventana.
Este edificio fue ilegalmente ocupado por un grupo social llamado Movimiento de los Sin Techo del Centro, que a día de hoy sigue existiendo en Sao Paulo. En aquel momento fue la segunda mayor ocupación vertical del mundo, superada únicamente por otro edificio aún mayor en Johannesburgo. En el Prestes Maia vivían alrededor de 500 familias, repartidas entre dos bloques de 22 y 9 pisos cada uno.
Vía www.quesabesde.com
Este proyecto fotográfico de retratos nos enseña el sueño que no vemos, el que ni siquiera alcanzamos a imaginar. En cada uno se concentra la mirada negra de esas extrañas violetas (Virgilio dixit). La bilis, esa amarga salsa con la que digerir la vida, adereza la imagen y la hace incómodamente bella. Entonces cada fotograma se vuelve de una perfecta esfericidad y encierra un cuento en sí misma. Me refiero a los cuentos no infantiles, los que no son dulces. Son los cuentos paridos de la cruda realidad. Cada ventana se cierra en una forma geométrica que engloba los cuentos de los habitantes que se asoman a ellas. En la sombra que ocultan, o en el aura que resplandece en torno al cerco, se adivina una historia diferente para cada personaje. Como cualquier cuento invita a la imaginación del espectador, a recoger y enriquecer la fotografía. La marginalidad clasificada en un orden arquitectónico y caótico que proyecta el edificio.
Vía www.quesabesde.com