Corro al laboratorio y recupero un video de mis amigas (que hoy edito y publico para vosotros) a las que durante unos años cultivé, alimenté, cuidé y …¡exacto!. Encuentro sorprendentes similitudes. Quizás penséis que estoy loco, pero se me antoja una idea común para las dos películas.
Cell´s dance from Enrique de la Peña on Vimeo.
En cada uno de nosotros se esconde la primera partícula del mundo recién creado. Se percibe el olor de los primeros minutos del Big Bang, de la creación. Se guarda la fuerza interior del origen de todo. Explorando lo más pequeño, se perciben los vestigios del primer segundo.
Somos en nuestra condición de infinitésima partícula un espejo del Universo y en todos se advierte la Ciudad, el Mundo, la Galaxia. Lo infinitamente pequeño invita a la reflexión; lo minúsculo, lo breve, interpela al Universo entero como una resonancia de sí mismo.
Cierro los ojos y entre estos dos videos encuentro profundas y misteriosas similitudes. En la vida, pequeña o grande, se revela un carácter que permanentemente suscita la idea de transformación, de dispersión y vuelta a la reconciliación, de desmembramiento y perpetua reintegración.
Hoy me asalta la idea del individuo como el principio de cualquier transformación y metamorfosis Universal. Sea el individuo celular o multicelular.