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La noche en vela.

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Ilustración de Guy Billout



Hace rato que me he quitado las gafas, y mucho antes las lentillas de un solo uso. Es la manera que tenemos los cegatos de defendernos: ignorando, aunque sea sólo por un rato, el mundo que quiere entrarnos a trompicones por los ojos. Estoy aquí, parado, contemplando en silencio al silencio. Ver la realidad evaporada por culpa de la miopía, como una pintura de Corot, me hace mucho bien.

He pasado toda la noche en vela. Tenía que hacer varias cosas para hoy viernes. ImprorrogableEra de noche hasta hace sólo un instante, eso ayudaba a distorsionarlo todo. Había dejado la luz del pasillo, desde su cuarto hasta mi despacho, encendida por si alguno de los dos se levantaba, pero no lo han hecho.

Se durmieron como una lámpara de aceite que se va apagando lentamente, sin dejar el humo del último aliento en el ambiente, mientras se consumía la mecha de sus ojos. Les dejé así. No me atreví a respirar...mejor no soplar el aire que les envuelve, me dije. Me limito ahora a espiar su cuarto, como quien mira la aurora desde una ventana con la cortina medio echada, ligado a ella por un hilo, una sed de luces fugitivas, queriendo ser su propietario.

P. crece, se hace grande. No sé, si ahora que le veo dormir todo estirado, estoy observando los últimos coletazos de su niñez auténtica. Ojalá recuerde estos días, dentro de muchos años, como los mejores de su vida. V. me negó el último beso antes de dormirse (no le sobraban, dijo). Sólo los niños, con un egoísmo extremo, pero envidiable, trabajan sin denuedo para procurarse una felicidad sin complejos.  Nosotros, los adultos, tenemos tan pocas oportunidades de serlo (felices), que es una idiotez no hacerlo público, si es que crees haber "medio-alcanzado" ese estado aunque fuera sólo por un instante. Su negativa a dármelo fue tan dulce como el mejor de los abrazos. 

Una luz tibia inundaba su cuarto a esa hora, luna de julio casi rellena, como un fruto maduro de verano, fermentando en un cielo negro, escasamente estrellado. Esta noche ha refrescado. Un vaivén de ramas barloventeando en el jardín llevaba el compás de Autumn in New York, mientras trabajaba y escuchaba a Ella Fitzgerald, que es la única que se queda conmigo hasta estas horas.
Pero ya amanece. Sobre el primer azul, pinceladas moradas y anaranjadas en una mezcla misteriosa, azules más claros abajo, en la línea del horizonte. Alguna estela blanquecina de aviones madrugadores, como cremalleras del manto crepuscular que se desvanece, atraviesan unas nubes algodonosas. Es un conjunto curioso, parecen alfileteros. He disfrutado esta noche trabajando como no lo hacía desde hace mucho. Mientras tengamos una tarea pendiente para el día siguiente, piensa uno,  la muerte nos respetará.

Al final de la tarea obligatoria he preparado los libros que me llevaré mañana cuando me vaya aparte, cuando retirado de la ciudad y el ruido, una luna entera, como un lirio orgulloso,  deje entrar al viento cargado con murmullos de remansos, de esos que dejan las hojas cuando se ponen a discutir sobre si son o no disfraces de árbol para el arroyuelo.

Foto Blogscriptum

Libros para sentir, durante esos días, que el mundo sí está realmente bien hecho. El aroma en el tiempo: un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse de Byung - Chul Han. La música en el castillo del cielo: un retrato de Johann Sebastian Bach de John Eliot Gardiner, que será para leer en páginas sueltas, por días, pues la labor se me antoja complicada. Un librito que no sé porqué misterios apareció en la estantería de mi cuarto, entre libros viejos de medicina, en la casa de mis padres, de Salvador Aguado - Andreut que se llama En torno a un poema de Juan Ramón Jimenez (¿Lo compraría en una librería de viejo y ni me acuerdo?). Y por último Waldende Henry David Thoreau, un ensayo contra la servidumbre y a favor de la felicidad.

Y así cerraré el círculo que se ha iniciado esta noche, en que he sido feliz al saberles dormindos mientras trabajaba y que continuará con lo que me quiera contar Thoreau para conseguirlo de nuevo.

Hasta la vuelta, feliz verano.




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