Llegará una noche de verano, alejado de la ciudad y de sus luces, que me echaré tumbado sobre un campo verde, extraño y familiar al mismo tiempo, notando bajo mi espalda la presencia de los dioses que antes anduvieron con los pies descalzos sobre esa misma hierva húmeda que habrá de acogerme.
Sé que podré ver un cielo nocturno cuajado de estrellas brillar violentamente, con un fulgor exagerado. Ya he estado allí antes -no sé si lo he soñado- y sé que existe un firmamento inalcanzable a mis ojos, moviéndose inquietos, buscando el principio y el fin de ese inmenso espectáculo.
Me alejaré de cielos de borrascas y de atardeceres de seda grises; en algún lugar de este vastísimo universo, cerca de un eco de mar próximo, batiéndose, meciéndose en un hipnótico canto, como un rugido sordo que anuncia el quebranto de un mundo que parece rasgarse desde dentro, alrededor y lejos del bullir del continente, sé que existirá un para siempre para mi.
No habrá negrura ni canción apagada, sólo lentitud, un océano de fondo y una luz que en el horizonte fusione la línea del más allá del agua, distante de todo, con un firmamento recto; una línea perfecta sobre un tapiz, rota solo por alguna luz de un barco danzando.
Sé que todo será como un cuento reinventado, donde los adultos se disfracen de niños con las ropas que sobraron y que quedaron trémulas, tendidas al viento. He olvidado cuándo comenzó a llover desde este cielo ceniciento, el color oscuro que aflige el alma, pero sé que habrá una tierra, piedra sobre piedra, un lugar próximo donde huela lo intangible, donde huela el ir y venir de las olas, donde huela el muro de empedrado que construyamos juntos, a espaldas de la nieve y el viento. Donde huela a libertad y tierra húmeda.
Blogscriptum: Me he releído un par de veces y confirmo que bien podría ser este el curso del río de mi vida desembocando en un mar interior apaciguado. Será que me he dejado llevar por un extraño Andante Festivo que me sobrecoge en un melancólico adagio...será.
Pienso que estoy en la edad exacta en la que sigo haciendo cosas y aún no he sentido la necesidad de añorar nada. Por eso lo dejo aquí, íntimo y personal, como la memoria de mi futuro.